- 911. Emergencias, anuncia la operadora. Del otro lado, se oye un niño balbuceando. “Habla con la Policía, ¿qué emergencia tiene?”, insiste la mujer. No hay respuestas. Hasta que escucha a un adulto retar al niño y se corta la llamada.
- 911. Emergencias, anuncia de nuevo la operadora. Toma nota de un incidente callejero. Es un vecino el que está haciendo la denuncia. Supuestamente, hay una persona herida. Pero cuando llega una patrulla policial y una ambulancia al lugar, se dan con que fue una broma.
Inocentes o no, casi la mitad de los llamados que se reciben en el 911 son falsas denuncias o improcedentes. En números concretos, son hasta 1.000 o más por mes, una cifra que para los operadores del servicio no es graciosa, ya que estas comunicaciones pueden afectar o demorar la atención de situaciones que sí demandan urgencia.
Las falsas denuncias, si bien no son nuevas, volvieron a ganar protagonismo en las últimas semanas a raíz de la oleada de intimidaciones a escuelas y colegios. Durante julio y agosto varias instituciones de la capital recibieron amenazas de bombas. En estos días, las supuestas bromas alcanzaron a establecimientos de Tafí Viejo, Las Talitas y Yerba Buena.
El modus operandi es casi siempre el mismo. Desde una línea que no es identificable en la mayoría de los casos, envían un mensaje de WhatsApp en el que advierten de la presencia de elementos explosivos que van a detonar en algún horario determinado. También escriben mails desde correos electrónicos que advierten sobre la instalación de artefactos con explosivos en entidades educativas.
Para Sergio Caño Paz, a cargo de la central de monitoreo donde funciona el 911, los llamados de los bromistas complican el funcionamiento del sistema, ocupando los canales de comunicación y prolongando las esperas.
El 911 recibe al mes entre 2.400 y 2.800 llamados. Según las estadísticas del servicio, de todo ese volumen de comunicaciones, la mitad llegan a ser denuncias falsas o llamadas improcedentes; es decir, no responden al objetivo de este espacio creado para denunciar aquellas situaciones donde está en peligro la seguridad de las personas. “Por ejemplo, llaman para preguntar una dirección o para obtener un turno para un certificado. Otra situación común es que los padres le presten el teléfono a sus hijos pequeños y ellos marquen sin intención el número, que está registrado en los móviles como de emergencias”, describió.
Otras comunicaciones están relacionadas con servicios como el alumbrado público, cortes de calle o problemas de tránsito. Otro porcentaje son bromas: hay chistes, insultos o ruidos de todo tipo. “Generalmente son celulares que no tienen chip, desde los cuales se puede llamar al 911. Hay personas que se comunican para avisar de un robo o de un accidente; y cuando mandamos efectivos al lugar, no encuentran nada”, puntualizó.
Los que estos bromistas causan, según el comisario, es un efecto directo sobre las personas que realmente necesitan ser atendidas con urgencia: “lo que hacen es restar tiempo a la respuesta de emergencia. Si alguien en ese momento realmente necesita ayuda, los recursos están destinados a una falsa alarma”. “Pero nosotros no podemos desconfiar de nadie; a toda emergencia tenemos que darle una respuesta”, señaló.
“Falta mucha concientización de la gente acerca de para qué situaciones se debe usar el 911; debe haber un uso responsable”, insistió. Entre las comunicaciones más preocupantes nombró las amenazas de explosivos: en agosto se incrementaron de forma alarmante estos llamadas respecto al mes anterior: el porcentaje llegó al 88%. Ya hubo este mes más de 34 amenazas de este tipo; en julio fueron cuatro.
No se sabe bien si es un reto viral, si se trata de un juego o no. Lo cierto es que los patrulleros se envían siempre a las escuelas donde hay una amenaza porque deben averiguar si se trata o no de una verdadera emergencia, detalló.
En el 107
A los oídos de los operadores de la línea gratuita 107, de la Dirección de Emergencias de la Provincia, también llegan bromas o denuncias sobre accidentes de tránsito que nunca ocurrieron o heridos con armas que no existen. Lo bueno es que en los últimos años este tipo de llamadas han ido disminuyendo, según destaca el titular de la repartición, Francisco Barreiro.
“Antes estas denuncias representaban hasta el 30% del total”, detalló el médico. En total, Emergencias recibe unos 42.000 pedidos de auxilio al mes. “Hay solo ocho telefonistas que a diario atienden cada una entre 500 y 800 llamadas”, explica. Reconoce que muchas veces el servicio está saturado y que, además de los bromistas, hay personas que llaman para cosas que no tienen que ver con urgencias: solicitan traslado con ambulancias o piden consultas médicas.
“Cuando alguien llama para algo que no es una emergencia lo que hace es perjudicar a quien realmente lo necesita y que no pueden comunicarse porque la línea está ocupada”, explicó. Respecto a las falsas denuncias, dijo: “no son bromas, son delitos”. Estos hechos, además, tienen un altísimo costo para la salud pública porque cuando hablan al 107 se pone en marcha un complejo operativo para asistir a las víctimas.
Para la Policía también es enorme el gasto de movimiento de personal, herramientas y tiempo cuando, por ejemplo, reciben una denuncia por amenaza de bomba. Aunque en muchos casos se trata de investigar a los autores de estas falsas denuncias no es fácil llegar a ellos, sostienen las fuentes consultadas para esta nota. Pero sin dudas consideran que si estas conductas se sancionan sería de gran ayuda en el trabajo de concientización sobre el uso responsable de las líneas de emergencias.
Campaña: buscan crear promover el uso responsable del 911
“La prevención es lo más importante”, sostuvo el secretario de Estado de Participación Ciudadana, José Farhat. Por eso, están realizando una campaña de sensibilización y capacitación dirigida a los jóvenes. Se llama “911 Compromiso Joven” y promueve el uso responsable del sistema de emergencia, destacando cómo una respuesta eficiente puede salvar vidas en diversas situaciones, desde incendios hasta accidentes de tránsito. “Tienen que aprender que es un bien de la comunidad. No puede ser parte de un juego o de un reto viral hacer bromas en los números de urgencias porque se está afectando un servicio esencial”, precisó. La idea es empezar a concientizar desde que son niños, teniendo en cuenta que lo que se aprende en la infancia queda grabado para siempre. También comentó que las amenazas de bomba que se sucedieron en los últimos días están siendo investigadas y que en cada caso hay que ver de qué se trata, si es aplicable el Código Penal, donde está contemplado con castigos el delito de generar temor público. “Más allá de esta visión punitiva, creo que tenemos que profundizar la mirada de la responsabilidad social y crear más conciencia, más cultura ciudadana”, finalizó.
Distintos casos: bromas molestas a los operadores del 103 o siniestros que no existen
Hasta hace unos años un gran porcentaje de las llamadas que recibían en la línea 103 de Defensa Civil no eran para reportar una situación de emergencia. Eso en la actualidad cambió. “Hoy son pocas las llamadas de bromas que ingresan al 103. En julio, por ejemplo, tuvimos 5.142 llamadas y en agosto van 3.500, de las cuales el 2% serían de chanzas”, remarca el director de la repartición, el ingeniero Fernando Torres. En general, cuando se comunican sin necesidad, hacen bromas molestas a los operadores. Otras veces realizan denuncias de siniestros en la vía pública que no existieron. “Nunca recibimos amenazas por atentados o de alguien que hubiera recibido una de ese tenor”, aclaró el funcionario.
Bomberos: una preocupación que se ha vuelto cotidiana
Quienes no la están pasando nada bien por estos días son los bomberos, ya que cada día tienen que intervenir por los llamados anónimos que denuncian la presencia de bombas en establecimientos escolares y otras instituciones. El comisario Gabriel López, director general de Bomberos, pidió no generar alarma innecesaria en la ciudadanía ni seguir alimentando la intención de las personas que se encuentran realizando las amenazas. Por otro lado, no descartó que esos llamados falsos sólo se limiten a acción del alumnado de algunos centros educativos. “Por ese motivo, todos los organismos del Estado trabajan en forma conjunta a fin de llevar paz a la comunidad y por sobre todo a nuestras familias, que también padecen esta incertidumbre y se preocupan por nuestra seguridad al intervenir en un tema tan delicado y en el que el mínimo error, en caso de resultar toparnos con una intervención con resultado positivo, podría poner en peligro nuestra propia vida”, resaltó López en un comunicado.